El Cruce Andino, la mítica ruta a través de Lagos andinos Patagónicos que une Argentina con Chile y por la cual, hace más de cuatro siglos, transitaban los nativos huilliches y mapuches; quines dejaron una huella que habla de las leyendas del lugar y de un pasado que ha logrado renacer a través de este viaje. Es la oportunidad de vivir un momento único, rodeado de paisajes admirables.
Zarpando desde Puerto Pañuelo, en la Península de Llao Llao, navegaremos aproximadamente una hora, por el brazo más importante del Lago Nahuel Huapi; donde podrás obtener las mejores panorámicas fotográficas del Islote Centinela (donde descansaban los restos del Perito Francisco P. Moreno, padre de los Parques Nacionales de Argentina), la cascada Blanca y un entorno de vegetación autóctona que nos deleitará mientras la embarcación pone proa a Puerto Blest.
Una vez en el muelle, podremos descubrir la Bahía Blest y el Rio Frías, sorprendernos con el inusual color verde de sus aguas, esas que llegan hasta allí desde uno de los purísimos glaciares del Cerro Tronador. Pero, eso no es todo. En este puerto se da la oportunidad de hacer una parada con alojamiento en el recientemente remodelado Hotel Puerto Blest; un lugar mágico que nos adentra en la frondosa vegetación de la Selva Valdiviana, sin dejar de lado la oportunidad de practicar trekking y conocer la majestuosa Cascada de los Cantaros.
Ahora le toca el turno al bosque. Nos internamos en él a bordo de un bus -durante unos 15 minutos (aproximadamente 3 km.)- bordeando el Rio Frias; es un paisaje intimo, un camino sinuoso que desemboca en el Puerto Alegre, a orillas del Lago Frias el cual navegaremos por unos 25 minutos, tiempo que nos separa de Puerto Frias.
Tras realizar los trámites de migraciones, abordamos un micro 4X4 especialmente acondicionado para transitar la zona, atravesando la cordillera, por los inmejorables paisajes de la selva valdiviana, hasta llegar a Peulla. Esta villa ecológica ubicada en el corazón del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales parece un lugar mágico. Su entorno de bosques milenarios y vegetación exuberante logra maravillar a los visitantes por las espectaculares vistas que ofrece: Cascadas, riachuelos, lagunas, aves y un sinnúmero de actividades outdoors hacen de Peulla un destino turístico diariamente visitado. En esta Villa Cordillerana nos tomamos un tiempo para almorzar.
Más tarde, se navega el Lago de Todos los Santos en dirección a Petrohue. Allí, retomando la vía terrestre, se visitan los Saltos de Petrohue (el ingreso no se incluye en el precio del Cruce Andino, y no se visitan todo el año, solo en los meses en los que el acceso a los mismos y las horas de luz y el horario del Parque lo permitan) y finalmente, bordeando el Lago Llanquihue se llega a la ciudad de Puerto Varas.